sábado, 26 de abril de 2008

Ensayo

Aun no entiendo ó simplemente no estoy para esta clase de cosas. Como los estados de ánimo pueden variar tan sencillamente, como no puedo quedarme con un solo en el día; y gente hablando utópicamente de que son felices y perfectos. No lo dicen literalmente pero su forma falsa de sonreírme para demostrarme lo contrario si lo hace. Ya se; la gente también quiere llenar el mundo de discursos de como todo esta mal y solo más mal quieren agregarle; tampoco se trata de eso. Sin embargo, ¿quién se llevó la posibilidad de creer que puede ser completamente cierto el amor permanente? y eso entre otras ideas. Todas las mañanas tengo la oportunidad de reflexionar mucho, es un largo camino hacia donde quiera que vaya. Observo la gente, quiero ver aprenderme sus rostros para saber si mañana estarán y comprender su movimiento cotidiano, si alguna vez nos volvemos piezas en esta ciudad que no faltan y ni siquiera lo sabemos. También tiendo a incomodarme porque el joven de al lado le da por ir a 100 km/h y yo trato de maquillarme, válgame. ¿Tan malo es pensar tanto, cuestionar todo y querer tener la respuesta para lo que no le han puesto preguntas? Entre tanto ajetreo mental, me acuerdo de la persona que por el momento me da sonrisas por solo ser quien es, se me empieza a volar la mente y empiezo a querer acelerar los pasos del tiempo para poder verla, poco a poco hundirme en los rincones que no conozcoy saber si esta vez uno de tantos sueños puede ser realidad, de aquellos que no tienen nombre, que solo aparecen cuando deben aparecer y que a veces no se van cuando deberían. Tanto así que a veces ya voy escogiendo que atuendo me pondré cuando llegue la ocasión; y yo quiero jugar a la prevención, sí, claro, sí. Después de ese episodio entran demás personas, aquellas que no he han fallado y el tiempo narra que no lo harán pero que simplemente están muy lejos. Aprendí a reunir sus palabras, repetirlas en mi mente y pensar que están al lado escuchando esta verborrea mental, si es que así se le puede llamar. Ya atravesé el tupido bosque, ahora sigue la congestionada carretera, curiosamente, se genera un choque entre ellos y yo, un cambio repentino se da y paso a la segunda perspectiva. Los noto más simples que yo, niña pretenciosa, a veces creerse el cuento de que tus meditaciones te elevan puede ser dañoso, ni para ellos, nada más para ti. Me bajo de las nubes y me hundo en la silla; quizás dormir en el camino me despeje tanta maraña que me he formado en la cabeza pero el cinturón, el bolso y mis largas piernas me complican el cumplido, las maldigo en la mañana y el conductor no sabe porque es, siempre se muestra extrañado a mis reacciones y yo a las de él. Es que a veces se ríe de la nada y solo lo miro extraño, en otras ocasiones dice cosas tan simples y sin sentido, que no tienen respuesta y solo muevo los ojos para otro lado y pongo "play". Antes también pensaba en la gente con la que me iba a encontrar pero, no, no me nace ya, pasa algo en mi mente de que te pienso mucho y te empiezo a hiperbolizar; te veo y me decepcionas. Llego a Cañaveral y abro los ojos y comienzo a retrasar el tiempo a mi bien, hombre, ¡no quiero llegar tarde!. Pero el tráfico es tráfico, ash. Solo miro y miro el reloj. Toma en cuenta que en los 23 minutos de viaje no he dicho una palabra. Pasan unos 9 y ya se despeja el camino, ya estoy más cerca al destino y me rio de algunos cuerpos estudiantiles que van pasando, lo burlona no me lo quitan ni a bala, disculpen. Me bajo del carro, se despide mi acompañante físico y tan sumergida estoy que no me doy cuenta que ni las gracias le doy. Paso derecho, siento que me miran como zombie, pero como esto y lo demás, todo esta en mi cabeza.

¿Ahora entiendes porque en las mañanas parezco malhumorada, querido?