viernes, 13 de marzo de 2009

Tráfico de la vida.

La mente pesa como los ladrillos de esta pared que se ve venir. Yo sin tener para donde correr, la puerta está con la doble llave que pusieron para mi seguridad. Y me marean estas vanas conversaciones de los que se lleva entre las aguas a los comtemporáneos y las tierras que se tragan las fuerzas de los antiguos y un tanto de la nada que le toca a los dañados innatos más jóvenes que yo.

No más este estúpido círculo de que tengo que pertenecer. Si solo quiero ser, no tengo que llevar nada en frente sino mi conciencia innvulnerada solo por quien decidió que yo existiera, así de sencillo, así de fácil.

Y solo quiero descansar del mundo hoy.