Quería ser necia y odiar, pero en el fondo no me salía. Salí por esa puerta pero perfectamente no me hubiera afectado quedarme. Quedé sobre las luces del vecindario y pensaba poco. Poco tiempo me bastó para (des)componerme un rato, mirar arriba, buscar ayuda en el único lugar que podía y volver sin problemas. Supongo que lo que sí disparo el corazón fue ver que saliste a buscarme y no me encontrabas.
Aquí estoy. Nunca te diste cuando antes me fui. Y es que no tienes idea de los infiernos que era en el pasado. Supongo que nunca podrás saber. Pero hoy, no. Mañana, ¿tal vez?