miércoles, 23 de febrero de 2011

Un año en una hora

Somos mudos, somos sordos.
Solo podemos oír los sonidos de la montaña
Y hablar ocasionalmente con la mirada.
Todo es un misterio que se abrió poco
Y con los kilómetros, en los polos de esta tierra
Cerrará este capítulo.
Recuérdalo cuando gustes,
Guardalo donde más quepa.
Y si un día se traspapela entre los dibujos de tus días
O los brazos de otra compañía
Sólo quedara la montaña con las nubes
La luna y la luz de ese transeúnte que nos miraba.

También se queda el frío en mis espalda
Las bruces de las rocas en ella
La sombra de las cejas en tus ojos
Nuestras cabezas agachadas
Y más silencio.

Son las ondas sonoras de la cabeza que viajaban
De tu sien a mi sien
Y procuraban escuchar con atención
Era el último momento
Inevitable saber el final.

Abrazar tan fuerte porque quedan minutos en fracción
Abrazar tan fuerte por toda la acción
Abrazar tan fuerte por sentir y respirar algo de tu espíritu.

Quizá en otro año, otro momento, pero que sea en esta vida.