Ser como cualquier otro ser y disimilar la emoción, disminuida por una evidente historia carente de amenidad que le contaban pero que le siguieron otros momentos más agudos en carisma y risa cordial.
Podría jurar que al pararse de esa mesa las cosas continuarían, sin embargo no dejó de pensar y dejí de vivir.
Arrebato adolescente que teme se vaya en la mañana como una innumerable infatuación.
El tiempo dice y el tiempo calma.
Menos de cuarenta minutos y las horas de incertidumbre se le fueron en proyección de toda una vida después de él.
Olvídate por hoy. Cállate y deja al tiempo conversar con la testa secreta.
Sensibilidad insaciable, no quieras de soledad.
Calma la testa y los nervios con que lo vio. Calma todo que ya no has de querer vivir para luego morir, soñar para luego sufrir y redactar arte de pena y finas marcas en el pecho.
Mounstro matutino, no te quiero querer de soledad.
Calma las sienes y el abrazo etéreo que das con el brazo fantasma. No me quieras nunca de soledad.