Era un día no especial,
en momento aleatorio,
con la mente sin pendiente ni prejuicio.
Era un día de tormenta,
de cotidiano hacer.
Otro invierno del otro lado del mundo.
Pausada. Silencio.
Toda una tormenta de ideas y luego ese silencio.
Torpeza alguna se habrá llevado en el camino, como siempre.
Pausada otra vez. "Como siempre".
Silencio. Como nunca.
Nada de memoria, nada bajo mi control.
Golpeadas las rodillas que quisieron correr hacia la perfección.
Superior, trono merecido por todo, por el castillo y luego el desierto.
Golpeadas las rodillas y no cayó a masticar tierra. Nada de trono tampoco.
Manera imperfecta. Y no pudo ser mejor.
Sonrío en transparencia de que no pueden entenderlo.
Pero nunca quizá podrán verlo tan claro.
Si no lo hacen hoy, de pronto, mañana u más allá.
Cayó sin herida profunda y fue con espada.
Se viene la carcajada.
Sonrío otra vez transparente.
Algo debe importanrnos, pero no ésto. No la carcajada,
ni quien juega a superior.
Sólo un superior. Los restos, imágenes sin mérito por sí pero con inigualable don por dentro.
No busqué ni por tierra ni por agua esta vez. Ni por sinapsis tan rayadas en color.
Sonrío.
Cabezeo. Sonrío.
Lo digo por primera vez y con todo riesgo de equivocarme. Sigo aprendiendo.
אהבה