Sálvame de mí que yo no puedo. Sálvense también, por favor.
Te puedo asegurar como me dijo una amiga una vez que escoger en la luz es lo mejor que puedes hacer. Pero nadie tampoco te ha dicho que de pasar a la oscuridad a la luz no vas a caer rendido ante el golpe de los fotones en tus retinas antes llenas de ignorancia, colmadas de negro, y ahora se colman de la verdad que pesa. Y siguen pesando todas estas guerras arrastradas con las manos arrastrándome por el suelo cuando caigo ante todo el brillo.
No quiero más los lujos de la corrupción, no quiero nada sino llevar estas guerras hasta el final y en el final decir que todo valió la pena. No quiero recompensa, solo déjame llegar. Sálvame de mí que quiero correr lejos de donde quiero llegar.
Sabes lo que sé y que rompiendo espejos no puedo dejar de negar lo que veo todos los días enfrente de mí. Quiero llegar.
Quítame de mí. Sólo quiero llegar.
Por favor.