Las luces tan brillantes resultan un poco agotadoras a la vista despuès de un día de tanto correr en la correcta dirección. El fluorescente ya no es tan llamativo cojmo ayer. La sobriedad resulta tan confortante que me pregunto como ayer se perdieron tantas inhibiciones que hubieran reservados mis secretos más heromosos en los cajones de la habitación. Hubiera guardado mejor los silencios y sonreìr solo para mis adentros antes que encontrar algo bajamente similar a mi mente y exponerme de tal manera que cuando llegara un mañana lleno de traiciones no tuviera que mirar a todas las direcciones y cerrar el alma tan drásticamente. Si está afuera de la mente, pierdes la propiedad de eso. Vacìo.
La niña de doce años se hubiera quedado, que se hubiera ido la que no hablaba por temor, mejor por prudencia. Que cuando la historia se repatiera ya no estuviera tan fargmentada en el gnosis de otros ajenos a mí. ¿No hubiera sido mejor guardar mis deseos solo para mí el concerniente?
En serio, hay tantas cosas que mejor no hubiera contado.
No, tampoco me arrepiento. Solo añoro como quien siente un poco de inconformidad como al pedir algo de tomar y al beberlo cambias de opiniòn. O vas de compras y en el camino a casa no estàs seguro de que quedaste contento con lo que llevaste.
No te mata; pero no te deja vivir.