domingo, 23 de septiembre de 2012

Diario XV: ( )

El miedo pendejo de escribir me quiere entrar. Todo porque quiero decir que extraño mi casa, extraño su piso, extraño el pasillo lleno de ecos, extraño las historias del pasillo, extraño mi habitación con sus entrañables noches de acostarme a soñar con el techo. Extraño a mi papá, quererlo, de repente, sus rabietas, y yo con las mías. Extraño su televisor encendido. Yo extraño pendejadas. Las mismas pendejadas que usted extraña seguro pero que no se admite.

Por seguro que voy a empezar a hacer cartas de esas, de esas pendejas que te llegan y que seguro buscan llegar al corazón pero llegan al prejuicio preguntándose el destinatario que habrá ocurrido. Algún culto, algún remordimiento, algún favor escondido...

Pendejadas es una palabra muy adecuada para muchas cosas